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África invierte 300.000 millones de dólares en conflictos desde 1990 hasta 1995

Según la investigación de Oxfam Internacional (Intermón Oxfam en España), IANSA (Fundació per la Pau) y Saferworld esta cantidad equivale al dinero recibido en ayuda internacional por este continente en el mismo periodo de tiempo.
El estudio “Los millones perdidos de África” calcula por primera vez los efectos globales de los conflictos africanos sobre el Producto Interior Bruto del continente, y se presenta mientras diplomáticos de todo el mundo se reúnen en la sede de la ONU para debatir un Tratado sobre Comercio de Armas. El documento muestra que los países africanos afectados por conflictos, guerras civiles o insurgencia han visto reducida su economía en una media de un 15% anual. Además, los países que los sufren tienen de media un 50% más de mortalidad infantil, un 15% más de personas desnutridas, y una esperanza de vida cinco años más baja que los países en paz. La investigación estima además, que el 95% de los fusiles kalashnikov usados en estos conflictos provienen de países no africanos. Los combatientes que ignoran las normas de la guerra y cometen abusos de los derechos humanos reciben casi siempre sus suministros de fuera del continente. España, principal suministradorEugeni Barquero, coordinador de campañas de Fundació per la Pau, señala que el informe apunta que, pese a la dificultad para establecer el origen de la munición que se utiliza en África, se puede afirmar que España es la principal suministradora de munición del África Subsahariana.
Entre 1990 y 2005, 23 naciones africanas se han visto afectadas por conflictos. Oxfam Internacional, IANSA y Saferworld han calculado cuál habría sido el PIB de estos países si no los hubieran sufrido comparándolos con países con un nivel económico similar pero que han vivido en paz. Como ejemplo, citan el caso de Guinea-Bissau de 1998-99. La tasa de crecimiento proyectada sin conflicto habría sido del 5,24%, mientras la tasa real fue negativa, de menos 10,15%.El informe no incluye el impacto económico en los países vecinos, que pueden sufrir la inseguridad política y un flujo repentino de refugiados. Además, el estudio sólo cubre los periodos de combate, pero muchos de los costes de la guerra, como el incremento del gasto militar y las dificultades económicas, continúan mucho tiempo después de que la lucha haya terminado. Las organizaciones responsables del estudio, añaden que en países afectados por la guerra, los costes directos de la violencia, como el gasto militar o la destrucción de infraestructuras, palidecen en comparación con los costes indirectos como deuda, inflación y desempleos altos, desvío a particulares de los fondos de explotación de recursos naturales y elevada mortalidad. Por ello, Oxfam Internacional, IANSA y otras ONG defienden un Tratado sobre Comercio de Armas que prohíba su transferencia cuando exista la posibilidad de que sean utilizadas para cometer violaciones de los derechos humanos o del derecho internacional humanitario, o perjudiquen el desarrollo sostenible.

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