Ir al contenido principal

¿Qué hacemos con la defensa? Promover Canarias como plataforma de paz en un contexto de remilitarización

El blog Planeta desarmado del periódico El Salto ha publicado el 17 de mayo el artículo ¿Qué hacemos con la defensa? Promover Canarias como plataforma de paz en un contexto de remilitarización
 Texto:
Las Islas Canarias son el lugar de entrenamiento habitual de tropas españolas y multinacionales antes de su envío a Afganistán, al continente africano y a otros destinos, y sus infraestructuras militares ya se han comprometido en intervenciones armadas en el continente y fuera de él. En 2019 el ejército de tierra en el archipiélago aportará, de 5.255 soldados disponibles, 542 a tres envíos de tropas a Turquía, Irak y Malí, superando la quincena las operaciones internacionales en las que habrá participado. También se ha anunciado la continuidad de la participación del Mando Naval de Canarias en las operaciones Atalanta y SOPHIA con los buques de acción marítima “Relámpago” y “Rayo”, respectivamente, así como en las operaciones permanentes de seguridad y vigilancia marítima.
Como novedad, este año, con la creación en las islas de un nuevo “Mando de Presencia y Vigilancia Terrestre”, se realizarán maniobras en todas y cada una de las islas con el objetivo declarado de aumentar la percepción ciudadana de la capacidad de despliegue de tropas.
No hay que olvidar que Canarias, además de bastión de la OTAN frente al África Occidental, es una de las zonas calientes de la frontera europea militarizada con el FRONTEX, la Agencia Europea de Fronteras, que tiene una de sus sedes en Las Palmas de Gran Canaria. El FRONTEX, que nació inicialmente para el control de los flujos migratorios fronterizos, ha extendido sus funciones a “otras amenazas a la seguridad” como el “terrorismo internacional”. España está en guerra en las fronteras, y Canarias es para la política de defensa española una frontera Sur a reforzar.
España está en guerra en las fronteras, y Canarias es para la política de defensa española una frontera Sur a reforzar.
Por otro lado, la intrusión de lo militar en ámbitos civiles como los educativos, deportivos o religiosos, no solo no se reduce, sino que cada vez Defensa dedica más esfuerzos para reforzarse socialmente, con actividades que van de una presencia protocolaria franquista hasta la organización o participación en ferias de todo tipo y en eventos sobre seguridad, o la típica campaña de charlas en institutos de enseñanza secundaria sobre oportunidades laborales en los ejércitos.

Todo ello nos lleva a pensar que Canarias está en un proceso de remilitarización o jamás ha dejado de estarlo, y que la intención de los sucesivos gobiernos ha sido y es reforzar el papel militar de su posición geoestratégica.

La intención de los sucesivos gobiernos ha sido y es reforzar el papel militar de la posición geoestratégica de Canarias
Si el modelo de defensa es estrictamente militar y esta defensa se basa en la disponibilidad de la capacidad de respuesta militar, las maniobras militares resultan la consecuencia lógica de esta opción previa; mantener la operatividad de los ejércitos sería así la única vía para una defensa (militar) convincente. Pero este modelo es una opción heredada, coherente con el modelo de Estado y este sistema capitalista de explotación; no es una opción política participada por la ciudadanía. ¿Puede la ciudadanía optar realmente entre distintos modelos de defensa si este ámbito permanece cerrado al debate político? Desde nuestra perspectiva antimilitarista, ni la derecha ni la izquierda política han querido afrontar un debate ciudadano abierto sobre el modelo actual de defensa. Incluso en el seno de un nuevo partido como Podemos encontramos un bloqueo y una postergación constante de este debate, que recuerda los que se dieron en la izquierda sobre el servicio militar obligatorio al inicio de la campaña de objeción de conciencia e insumisión.
¿Qué hay, en este contexto, de la tradicional y recurrente propuesta ciudadana de promover Canarias como territorio de paz? Repasemos a continuación varias iniciativas políticas recientes.
El nuevo Estatuto de Autonomía de Canarias, aprobado en noviembre, incluye en cinco ocasiones la paz: en el preámbulo, en el artículo 1 de definición de la comunidad, en el artículo 11 sobre cooperación, y en dos de los principios rectores del artículo 37: el octavo, dedicado a la educación para la paz, y el undécimo, que establece como principio rector, literalmente, “la promoción de Canarias como plataforma de paz y solidaridad”.
El pasado 16 de enero el Parlamento de Canarias aprobó una proposición no de ley por la que expresó su rechazo a la realización de grandes maniobras militares en Fuerteventura, propuso el estudio del cierre definitivo del campo de tiro más grande “de Europa”, en el municipio de Pájara, y solicitó que se iniciase un proceso de reversión a Puerto del Rosario del campamento Teniente Coronel Valenzuela. En la defensa de la proposición, Coalición Canaria exigió que “Fuerteventura deje de ser el patio de armas del sur europeo”.
Prácticamente todos los partidos han rechazado la reciente propuesta del Partido Popular de que Canarias sea sede del Africom, el mando de la OTAN para África
No es la primera vez ni será la última que el Parlamento de Canarias, los cabildos y municipios de Canarias expresan estas y otras demandas, que cuentan con la habitual oposición del PSOE y del PP y el apoyo de Nueva Canarias y Podemos. Prácticamente todos los partidos han rechazado la reciente propuesta del Partido Popular de que Canarias sea sede del Africom, el mando de la OTAN para África ubicado actualmente en Stuttgart (Alemania).
¿Deben entenderse estas demandas como una propuesta claramente desmilitarizadora? En el caso de las instituciones públicas canarias creemos que tan solo se trata de un cuestionamiento de la excesiva militarización de las islas ‒imposiciones de Defensa, ocupación de espacio, afecciones a la población, a los espacios naturales y actividad turística‒.
De alguna forma, estas demandas son el resultado de otras iniciativas y luchas, fundamentalmente de organizaciones sociales, que han mantenido de forma ininterrumpida desde hace 35 años una oposición a las bases militares en Canarias y a la OTAN, así como el rechazo a la guerra. La victoria en el archipiélago del NO a la OTAN ‒en el referéndum del 12 de marzo de 1986 sobre la permanencia de España en el bloque militar‒ fue un reflejo de la movilización popular ante la posible creación de una base en Arinaga. Este no a la OTAN, desde entonces, forma parte del acervo canario y la verdadera base de una campaña recurrente por la declaración internacional de Canarias como territorio de paz, apoyada por las diversas plataformas por la paz que han venido dando voz y fortaleciendo el rechazo a la guerra y a la militarización de Canarias.

Si bien nos encontramos en las calles codo con codo, el movimiento por la paz es muy diverso, acogiendo desde posturas pacifistas y antimilitaristas ‒que apuestan por un modelo de defensa alternativo y noviolento, en el que no tendrían cabida ningún tipo de ejércitos‒ a posturas soberanistas y antiimperialistas ‒que suspenden la crítica radical al modelo de defensa militar cuando se trata de “ejércitos populares” existentes o posibles en una futura república canaria‒.

Uno de los retos iniciales para poder dar cuerpo y desplegar el proyecto de una Canarias como territorio de paz quizás sea precisamente imaginar y construir nuevos modelos de defensa, abriendo este debate hasta ahora sustraído a la ciudadanía. Un proyecto para prevenir la guerra y sus causas, que necesitaremos seguir edificando desde abajo.

Comentarios