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LA BANCA ÉTICA DESARMA NUESTRA REALIDAD.


LA BANCA ÉTICA DESARMA NUESTRA REALIDAD.
Actualmente vivimos en un sistema capitalista basado en la destrucción del medio, desigualdad, opresión… un mecanismo que naturaliza la violencia es, por ejemplo, la militarización, que aunque se venda como lucha por la paz por su esencia es una estructura creada para ejercer la violencia.
España tiene un gasto militar de 16 mil millones de euros al año gran parte financiado por los bancos. Las entidades financieras invierten en empresas que fabrican armas, proyectos donde se explotan a las personas y destruyen nuestro medioambiente, es decir, mantienen el negocio de las guerras, la industria militar, el comercio de armas… Además, España participa en el conflicto yemení vendiendo 400 bombas de guiado láser a Arabia Saudí, resultando ser el tercer exportador de armas a este país. La guerra civil yemení ha provocado más de 10 mil muertos, además de que 3 millones de personas hayan tenido que huir de sus hogares y 22 millones necesiten ayuda humanitaria de subsistencia entre otras consecuencias.
¿Qué hacer para no financiar muertes con nuestros ahorros? Un remedio es pasar a la nueva alternativa de la ´´banca tradicional´´, la banca ética, que ofrece transparencia del uso del dinero a sus clientes, se responsabiliza más de las consecuencias que genera y financia proyectos con un impacto positivo en el medioambiente y la sociedad.
La responsabilidad de la banca ética hace que tenga una tasa de morosidad de un 48%, relativamente baja a la que tienen los bancos convencionales. Además, se ha demostrado que son más estables, los ´´bancos tradicionales´´ en épocas de bonanza sacan mucho beneficio y en época de crisis menos, siendo así inestables y menos constantes que los bancos éticos.
Sin embargo, la banca ética no frena las guerras, únicamente financian otros proyectos que no están relacionados con la violencia. Asimismo, existen siete puntos necesarios para desarmarnos:
  • Evitar la guerra: también llamada paz negativa.
  • No gastar en la guerra.
  • No vivir de la guerra: causa daños económicos a largo plazo, por tanto, la generación de empleo no es una justificación suficiente para trabajar de la guerra.
  • No promover la guerra ni la violencia armada.
  • No financiar la guerra.
  • No legitimar la guerra y no aceptarla.
  • Vivir sin miedo: vivir con miedo justifica la militarización.
Siguiendo estas siete pautas y a través de la banca ética podemos cambiar el mundo, contribuyendo a un mundo más humano y un futuro mejor para las siguientes generaciones.
Patricia Espinel Camacho.
(Agradecemos desde AAMOC Las Palmas este artículo de la Estudiante de Sociología de la ULL tras la charla La Militarización en Canarias, con la profesora Irène Dupuis)

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