Maniobras militares en Gran Canaria

 

En la mañana del 23 de julio, a las 10 de la mañana, una vecina de Ladera Alta, entre Costa Ayala y Los Giles, se encuentra con un enorme despliegue militar realizando maniobras por la zona. En principio se asusta, no sabe que son maniobras y supone que puede pasar algo grave. Llama al 112 para  dar conocimiento y ver si le pueden aclarar, y recibe la respuesta de que son maniobras militares, "que se pueden realizar perfectamente en zonas urbanizadas y residenciales", y que "cuál es el problema".  Se siente ninguneada y humillada por el tono altivo y autoritario. No dejan de pasar, es un destacamento militar de tierra, soldados con su uniforme verde, calcula que podrían llegar a mil. Cargados con fusiles y grandes equipos de radio, bajan y suben las laderas. La vecina de Ladera Alta es mi amiga, me llama. 

Canarias se convierte en zona de entrenamiento para la guerra, ya desde hace tiempo, pero cada vez más. Busco en internet algo sobre maniobras militares en Gran Canaria a fecha de hoy. No aparece nada. Este es el procedimiento habitual, las maniobras sorprenden a una población no informada y que no puede por tanto hacer valer su opinión. Se nos impone esta política militarizada vestida con las etiquetas de seguridad y defensa, pero no nos engañemos, es la política que alimenta el negocio de la guerra. 

En Ladera Alta hay un sitio, la Vaquería, donde se juega a hacer la guerra con pistolas de aire.  En sus ordenadores niños y niñas juegan a matar. Así se consigue una población que dirá: "esto es lo normal". Imagino la frase con un tono de resignación, con pasividad, con tristeza. En algunos labios en tono de burla, de sarcasmo, como el utilizado por el empleado de la empresa "Gestión de Servicios para la Salud y Seguridad en Canarias" (GSC) esta mañana.  Labios de quienes aceptan vivir en el mundo bajo el yugo de la economía de la guerra. De quienes son cómplices de la guerra.

 Marifé Navarro Idoy(ADNV)